Hoy os dejamos un artículo de la visita de Francisco Orós Sancho a Finca Constancia. ¡Esperamos que lo disfrutéis!
Allí estábamos, en mitad de la meseta castellano-manchega, rodeados de parcelas de viñedo pero con nuestro coche delante de una barrera de acceso cerrada. Después de haber intentado comunicarnos sin éxito con la bodega durante los dos días anteriores, haciendo gala de una gran irresponsabilidad por nuestra parte, decidimos presentarnos allí a media mañana del primer domingo del mes de Septiembre. Cierto es que transitar en solitario por los caminos que llevan hasta las instalaciones de Finca Constancia es una sensación francamente placentera. El suave movimiento de las hojas de las vides, el sonido de las cigarras e incluso algún que otro asustadizo conejo recreaban un cuadro incomparable, una preciosa estampa que sin embargo se vio truncada ante la barrera de entrada. Lo teníamos merecido por impertinentes. Castigo divino, murmuró entre dientes alguno de nosotros.
Camino de acceso. Al fondo, las instalaciones de la bodega
Viñedo en espaldera
Profundamente apenados, resignados tan sólo a tomar algunas imágenes, más para aparentar que por otro motivo -la presencia en las redes sociales es inevitable- nos entretuvimos fotografiando de lejos la bodega y algún viñedo de variedades inesperadas (Zinfandel, Malbec, Montepulciano) cuyo existencia en España desconocíamos, dejando pasar el tiempo porque poco más teníamos que hacer. En un momento dado, vimos a lo lejos una nube de polvo en el camino. Un vehículo se acercaba decididamente hacia donde nos encontrábamos, conducido sin duda por un trabajador de la bodega. Tras el más educado de nuestros saludos, le expusimos cortesmente nuestra situación y no sabemos cómo, pero se produjo el alineamiento astral que nos permitió acceder a las instalaciones. Increíble pero cierto. Una vez franqueada la entrada y aparcado el coche, salió a nuestro encuentro pipeta en mano Beatriz Paniagua -enóloga de Finca Constancia- con quien tuvimos ocasión de charlar muy brevemente, reclamada sin dilación por las primeras fermentaciones de la temporada. Nos quedamos en la agradable compañía de su marido, Carlos Capilla, enólogo y director técnico de la DO. Arribes de Duero, designado por ella con carácter urgente como nuestro acompañante y guía durante la visita. Vaya por adelantado nuestro más sincero agradecimiento a ambos.
Vista del viñedo desde la terraza de la bodega
Entre las cuencas de los ríos Tajo y Alberche, con la Sierra de Gredos al norte y los Montes de Toledo al sur, en el término municipal de Otero, se extienden las más de 200 hectáreas de viñedo propiedad de Finca Constancia, superficie más bien modesta si tenemos en cuenta que estamos en Castilla-La Mancha donde los grandes productores es habitual que superen el millar de hectáreas de viña cultivada. La bodega se diseñó siguiendo el estilo de los châteaux bordeleses, con las instalaciones para la elaboración en el centro de la finca y el viñedo a su alrededor, de tal manera que durante el periodo de vendimia, aún desde el punto más alejado, ningún remolque necesita más de diez minutos de traslado antes de descargar la uva. Son un total de 82 parcelas diferentes que se vendimian y vinifican por separado, de modo que la uva recogida en cada parcela tiene como destino un solo tanque de fermentación. Se elaboran por tanto “vinos de parcela” que expresan los distintos tipos de suelos antes que otros factores más constantes como la altitud o la orientación, en un terreno como éste prácticamente llano.
Variedades de uva por parcelas
El viñedo de Finca Constancia es como el edificio central de la ONU, con representación de muchos países. Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon son las variedades que ocupan más hectáreas, seguidas de Verdejo, Cabernet Franc y Moscatel. La superficie destinada al cultivo de Petit Verdot y Graciano no es de gran tamaño, pero a cambio la calidad de la uva, y por tanto de los vinos, es siempre excepcional. Las plantaciones de Chardonnay y Sauvignon Blanc destinadas a la elaboración de una segunda marca de vinos blancos, así como una pequeña viña de Garnacha plantada en vaso recientemente adquirida, completan la diversidad del variado viñedo de Finca Constancia.
Zona social
Wine Bar
El diseño de la bodega fue obra del arquitecto madrileño Gonzalo Tello, diseñador de cabecera de González-Byass, autor también de la bodega recientemente inaugurada en Rueda (Valladolid) y especialista en establecer modernas simbiosis entre los materiales de construcción y la naturaleza. En Finca Constancia se planteó la edificación de tres secciones, cada una con predominio de un material -madera, acero inoxidable y cristal- y destinadas a una actividad enológica diferente. De esta manera en la nave de elaboración predomina el acero inoxidable, en la de crianza domina la madera y en la de embotellado el cristal es el protagonista. La construcción se hizo con el mínimo impacto paisajístico, habilitando espacios subterráneos para no tener que construir hacia arriba y desde luego minimizando los bombeos durante los trasiegos de uva, mosto y vino. La zona social es amplia, luminosa y de un delicioso diseño. Salas de reuniones, salas de catas, tienda y un cómodo wine-bar proporcionan al visitante un remanso de tranquilidad donde poder degustar una copa de vino e incluso son utilizados para la celebración de eventos, bodas y presentaciones publicitarias.
Finca Constancia Selección
La adquisición de la bodega por parte del grupo jerezano González-Byass, durante ese periodo expansivo que le llevó a la compra o construcción de bodegas en varias denominaciones de origen españolas, marcó un antes y un después en el devenir de Finca Constancia. Hasta ese momento, el único vino que se elaboraba en las instalaciones de Otero era el Finca Constancia Selección, uncoupage con predominio de la Tempranillo apoyada por otras variedades tintas (Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Graciano, Syrah y Cabernet Franc). La producción de este vino sigue siendo a día de hoy la mayor de la bodega, podríamos decir coloquialmente que es el que paga las nóminas y los créditos. En su favor añadiremos que es un valor refugio, un vino de impecable ejecución año tras año, con una presencia exterior muy elegante y una inmejorable relación calidad-precio. Tratándose de un ensamblaje tan numeroso evidentemente carece de matices varietales, pero es la clara demostración de lo que puede ser un vino español más que correcto, bien equilibrado y con el justo aporte de madera.
Monovarietales de parcela
En la actualidad el equipo técnico de Finca Constancia explora cada año los resultados obtenidos tras las vinificaciones de determinadas parcelas escogidas, las niñas mimadas de la bodega. Así han visto la luz recientemente tres monovarietales, dos tintos y un blanco, que han sido bautizados con el número de parcela de la que procede la uva. Parcela 23 Tempranillo se elabora con las mejores uvas de esta variedad, cultivadas en suelos calizos, vendimiadas a mano en cajas, fermentación alcohólica en inoxidable, maloláctica en barrica y con 6 meses de crianza posterior en roble francés y americano. Parcela 12 Graciano es un vino original e inédito, elaborado con esta variedad riojana cultivada sobre terreno granítico -herencia de la cercana Sierra de Gredos- vendimia manual y crianza durante 8 meses en barrica de roble francés. Parcela 52 Verdejo se elabora parte en inoxidable y parte en tina de roble, consiguiéndose tras el coupage final un vino con la fruta y la fresca acidez propias de la variedad adornado con esas sensaciones grasas y untuosas en boca provenientes de la madera.
Barricas giratorias para el Altos de la Finca
El vino de más alta gama de Finca Constancia es el
Altos de la Finca, ensamblaje de Petit Verdot y Syrah (60-40) vendimiadas manualmente en cajas, elaborado mediante fermentaciones integrales en barricas giratorias de roble, prensado suave, maloláctica también en roble y crianza de 18 meses de nuevo en roble francés. Sus notas de cata pueden consultarse en este
enlace. Es sin duda un vino que no deja indiferente: potente y especiado, pero aterciopelado y sugerente. Destinado a quien busca cosas novedosas y la Petit Verdot no es precisamente una variedad de uva muy habitual en el viñedo patrio. Quizás sea este uno de los vinos que más nos ha sorprendido últimamente, resultado de un trabajo meticuloso tanto en campo como en bodega. Un señor vino…
Fragantia Nº6
En las antípodas del anterior vino, se elaboran otros dos destinados al público más joven. Fragantia Nº6 y Fragantia Nº9 son respectivamente un blanco de Moscatel y un rosado de Syrah, vinificados delicadamente, deteniendo la fermentación mediante camisas de frío para conservar parte del azúcar de la uva y con una sutil adición de carbónico justo antes del embotellado. Tuvimos el privilegio de poder catar directamente del depósito ese Moscatel, en uno de los detalles de calidad de la visita. El resultado es casi un refresco con bajo contenido alcohólico, el dulzor propio de un mosto y la alegría que proporciona el carbónico. Perfectos ambos para un aperitivo y con el claro objetivo de cautivar al consumidor menos habituado a tomar vino. Dictadura de las modas, adaptación al mercado actual o ambas cosas.
Microvinifaciones
Viñedo experimental
Sin embargo, el futuro de Finca Constancia parece dirigirse hacia la experimentación con nuevas variedades de uva, diferentes marcos de plantación así como distintas técnicas de poda y conducción de la vid. Cepajes como Zinfandel, Carmenere, Nebbiolo o Montepulciano están siendo cultivados desde hace unos años para ver su adaptación en tierras toledanas. Con las bayas recogidas en esos viñedos experimentales, el equipo técnico realiza microvinificaciones cada añada, sin que los resultados obtenidos hayan sido hecho públicos. Podría decirse que el estudio está todavía en pañales, pero no debería sorprendernos que de aquí a unos años la bodega ponga en el mercado algún monovarietal de Malbec, un coupage de variedades italianas o el primer Tannat elaborado en España.
Hasta entonces seguiremos disfrutando de sus vinos de impecable elaboración y recordaremos con sumo agradecimiento las atenciones que nos dispensaron durante aquella mañana de domingo, porque las cosas agradables que no se esperan, sin duda se valoran el doble.
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